Conoce qué son los cafés añejos o envejecidos
Tiempo, paciencia, así como control del oxígeno, luz, temperatura y humedad. Así se crean los cafés añejos, aquellos que se han almacenado en bodegas durante varios años para crear perfiles únicos y ofrecer nuevas experiencias sensoriales a los amantes del aromático.
Los granos añejados desarrollan su exclusivo sabor gracias a un cuidado meticuloso durante su estancia en los almacenes. Ahí es donde el correr de las horas, los días, los meses y los años hacen su trabajo para producir granos con mínima acidez, elegantes notas amaderadas y una textura aterciopelada en la bebida final.
Entre las principales características de los cafés añejos se encuentran:
- Un sabor terroso o amaderado.
- Menor acidez
- Más dulzura
- Mayor cuerpo
- Notas a cedro, especias, canela o clavo.
Uno de los cafés añejos más famosos es el de Java, envejecido varios años y comercializado como “Old Coffee”. Estos granos pierden acidez y ganan cuerpo y dulzor. Presentan un color marrón oscuro y notas a especias y caramelo. Son muy valorados en los países consumidores, por lo que alcanzan precios muy altos.
Historia de los cafés añejos
El proceso de envejecimiento del café se descubrió en el siglo XVI, cuando los holandeses introdujeron a su país las primeras semillas de café. Los barcos de especias viajaban varios meses de Indonesia a Europa con sacos de café, los cuales se colocaban en los cascos de madera del barco y quedaban expuestos a la brisa marina y al agua salada, lo que provocaba que los granos se hincharan. Posteriormente, se secaban al sol y esto enriquecía su perfil en taza.
En otros casos, el café se almacenaba en Indonesia mientras llegaba el barco con destino a Europa. Durante este periodo de almacenamiento, el café experimentaba cambios conforme se modificaban las condiciones de temperatura y luz. Lo anterior afectaba la manera en que los granos reaccionaban al tostado y al potencial aromático del café.
Actualmente, los cafés son añejados mediante una estricta regulación del tiempo, del oxígeno, de la humedad en el aire, de la luz y de la presión atmosférica. Incluso se dejan madurar en barriles de vino o ron.