Café y queso, un buen maridaje
El café y el queso forman un ensamble delicioso. Este lácteo es ideal para resaltar las notas aromáticas de los granos del café, mientras que éstos equilibran el fuerte sabor del queso.
Suena poco convencional mezclarlos, pero en muchos lugares del mundo es una práctica común. En el norte de Francia, por ejemplo, se acostumbra remojar el queso en el café y en los países escandinavos existe el kaffeost, un café al que se le echan cubitos de queso.
Este maridaje es exquisito y para que sea un éxito se debe escoger un queso correcto, conocer la acidez de la taza y cuidar que un alimento no supere al otro en intensidad.
El queso perfecto
No todos los quesos combinan con el café. Se recomienda usar el de la región Asia Pacífico, el cual presenta un cuerpo denso y sabores herbales como tomillo y romero. También son buena opción los quesos con aromas de nuez, caramelo, chocolate o frutos secos, notas presentes en los granos tostados.
Nivel de acidez
El segundo punto es conocer la acidez del café, esa sensación producida en los bordes de la lengua. Los cafés de alta acidez, que suelen ser cultivados en la alta montaña, combinan con quesos semigrasos como el cheddar, manchego o parmesano.
Los quesos dulces y de textura suave, como el gouda y el ricotta, forma una gran pareja con los cafés de baja acidez, al contrastar con el cuerpo de la bebida.
El queso con hierbas aromáticas hace conexión con el café, al resaltar sus aromas sin que pierda intensidad; en tanto, el sabor fuerte de los quesos añejos queda suavizado por el líquido negro.
Balance entre el queso y el café
Es importante tomar en cuenta que el queso y el café deben complementarse para lograr un match placentero. Ninguno debe superar en intensidad el sabor del otro. Sin embargo, no existen reglas rígidas y lo mejor es experimentar con nuevas mezclas de sabores, texturas y aromas.