Enrique López y su lucha para reactivar los cafetales mexicanos

Enrique López Aguilar, productor y dueño de Finca Chelín en Oaxaca, tiene un dicho:  “La manera más rápida de llevar felicidad al cuerpo es a través de una taza de café”. Pero detrás de esa alegría encontró comunidades olvidadas, plantíos cuyo valor ha sido desperdiciado y caficultores con ingresos que no les permiten sobrevivir. 

Por ello se propuso cambiar esa realidad.  Con una formación académica en las finanzas y como piloto, Enrique desconocía todo acerca del café hasta el año 2000 en que murió su padre y se hizo cargo de las fincas familiares Santa Cruz y Las Nubes, en Chiapas. Entonces  germinó la semilla que su progenitor sembró en él con el ejemplo que le dio durante años de labor en los cafetales.

Ya  nada lo apartó de la idea de reactivar los cafetales mexicanos y crear el mejor grano del país. Se convirtió en un exitoso e innovador productor y catador Q Grader por el Coffee Quality Institute (CQI). Es el máximo reconocimiento internacional que avala a una persona como experto en la cata de cafés especiales.

La finca  abandonada que compró en 2013 y que bautizó como Chelín, es la trinchera desde la que ofrece cafés de especialidad con novedosos procesos y perfiles, siempre con respeto al medio ambiente.

Agroclúster de Cafés de Especialidad

Hoy es un personaje clave en la transformación de la industria cafetalera en México. Con el desafío de  posicionar en lo más alto el café nacional, lidera un proyecto para impulsar el café de más de 5 mil productores de la Sierra Sur de Oaxaca.

Se trata del Agroclúster de Cafés de Especialidad de Oaxaca, una alianza entre el Consejo para el Desarrollo de los Pueblos de Oaxaca y el Instituto de Investigación, Innovación y Adaptación del Café,  presidido por el propio López.

Para los pequeños productores de la Sierra Sur oaxaqueña resulta complicado vender su café. Además, la recompensa económica por un kilo de grano no es proporcional a las horas de trabajo invertidas. Por ello, Enrique se planteó elevar la producción de cafés especiales de 100 kilos a 2 toneladas y los ingresos anuales de 8 mil a 80 mil pesos.

La amplia experiencia y  conocimiento de Enrique lo respaldan para cumplir esta meta. Sus cafés han sido premiados en México y en el mundo.

Destacan los galardones recibidos en el Concurso Internacional para Cafés Orgánicos Certificados, realizado por el Consejo Mexicano del Café; la Taza de Excelencia México o el Premio a la Calidad del Café de Oaxaca organizado por la empresa Caravela.

––¿En qué comunidades trabajan?

–– Hoy trabajamos en cinco comunidades: Santo Domingo Teojomulco, Santa María Zaniza, Santiago Textitlán, Candelaria Loxicha y San Agustín Loxicha. Tenemos aproximadamente 150 productores, de los cuales 80 son mujeres. A principios de 2020 tendremos el alcance de 5 mil productores, mil 500 de ellos mujeres. 

––¿En qué consiste el proyecto para reactivar los cafetales mexicanos?

–– Estamos en la etapa de  capacitación a hombres y mujeres para que aprendan a producir sus cafetales, con muy buenas prácticas que incrementen su rendimiento. Que sepan que después de cortar la cereza deben procesar el grano para darle atributos especiales que elevan su calidad.

Hay productores que producen  30, 50, 100 kilos de café a 30 pesos, no tienen ni siquiera ingresos anuales de 5 mil pesos. Es increíble pensar que puedan sobrevivir.  Queremos dejarles sus cafetales funcionando y vincularlos al mercado que les vamos a ofrecer con barras del país o internacionales.

––¿Qué objetivos esperan lograr y en cuánto tiempo?

–– En cuanto a la  generación de riqueza, estimamos que los productores con una hectárea reciban ingresos derivados del café de entre 60 y  80 mil pesos anuales y que ese dinero sea para ellos. Esperamos lograrlo en tres o cuatro años, que pasen de producir 100 kilos a 2 toneladas, pero que salgan del comodity de menos de un dólar la libra y que puedan venderla a 4 dólares. Estamos aumentando 7 veces su producción y 4 veces su precio.

––¿Han presentado propuestas a nivel legislativo?

–– En la medida que los gobiernos estatales y federales vean resultados los beneficios para los productores llegarán a gran escala. Pretendemos que no sólo con su actividad primaria reciban ingresos, sino que reciban bonos por captura de dióxido de carbono. Veremos de qué manera el gobierno puede facilitarles las cosas para que tengan una mejor economía.

Tenemos propuestas a nivel legislativo. El gobernador de Oaxaca promueve a nivel estatal, a través de nuestro Agroclúster, recursos equitativos para favorecer la actividad primaria de los productores, que es cosechar café. Esto puede incrementar los rendimientos productivos por hectárea y vincular sus cafés al mercado donde les pagan mejor porque aprecian la calidad de los granos.

Los cafés producidos bajo esta iniciativa prestan un servicio ambiental con la captura de dióxido de carbono, lo cual contrarrestar los efectos del cambio climático. Por hectárea se atrapan en promedio 78 toneladas por año.

Enrique López

Manos de mujer oaxaqueña

Dentro del Agroclúster de Cafés de Especialidad de Oaxaca se encuentra el proyecto Manos de mujer oaxaqueña, que es un reconocimiento a la labor social y económica  que realizan en sus comunidades.

Las mujeres  oaxaqueñas son clave en los cafetales. Han sido abandonadas por sus esposos, quienes se trasladaron al norte en busca de mejores oportunidades. Son madres, amas de casa y también atienden los cultivos.

Para que mejoren sus condiciones de vida y obtengan una justa remuneración, el proyecto que encabeza Enrique López busca capacitarlas para crear cafés de especialidad mejor pagados.

Los planes ya dieron frutos. En junio de 2019 se realizó la primera catación y subasta de 18 cafés de la Sierra Sur de Oaxaca, 12 de los cuales surgieron del proyecto Manos de mujer oaxaqueña y alcanzaron más de 85 puntos. Reconocidas compañías compraron los lotes, entre ellas Intelligentsia Coffee, Toby Estate y Square Mile Coffee.

––¿Cuál es la meta de Manos de mujer oaxaqueña?

––Nuestro modelo pretende que los productores y productoras se interesen por la calidad del café y se sumen para producirlo. Eso les abre puerta a otros mercados y a concursos en los que ganan prestigio y una mejor economía de golpe. Un mujer mazateca, Gloria Carrizosa, con su lote de café obtuvo el segundo lugar del concurso a la Calidad del Café Mexicano Aromas 2017, organizado por Caravela Coffee. Su aromático fue premiado como el mejor café del año. Ella produce unos 150 kilos y de un saco que concursó ganó 30 mil pesos.

––¿Qué virtudes encontró en las mujeres cafetaleras mazatecas?

–– Las mujeres tienen una capacidad muy especial, son muy detallistas. Pero también encontré que las comunidades donde trabajan fueron abandonadas por los maridos, quienes emigraron a Estados Unidos. Ellas se quedaron como el pilar económico de su familia y aparte deben tener tiempo para cultivar.

Por eso en un padrón aparecen muchos varones, pero en realidad las que atienden las parcelas son mujeres, que se han esforzado por aprender y producir cafés de calidad.

Un ejemplo de ello, cuenta Enrique López, es “una señora de 80 años de Santo Domingo Teojomulco. Yo les enseñaba cómo hay que flotar un café para enjuagar la cereza y retirar flotantes de  mala calidad. Y al solicitar un voluntario, ella estaba ahí en dos segundos haciendo el proceso. Es gente con cansancio y pobreza, pero con gran entusiasmo para hacer las cosas y dejar un patrimonio a sus hijos”. 

Adopta un productor

Otro de los pilares del Agroclúster es el de Adopta un productor, que  tiene como meta vincular a los productores con barras de café para que adquieran el grano en un  trato directo.

La intención es evitar que terceras personas realicen compras injustas y así generar transparencia en este proceso, que  los compradores conozcan a los productores y que se cumplan los precios pactados. 

Conoce a Enrique López, un productor innovador

Amante de los espressos y el  V60, Enrique López se define como un productor al que le gusta hacer cosas diferentes, basado en la investigación y la innovación.

En 2013 reconstruyó la finca que llamó Chelín, ubicada a una altura de 1, 700 metros en la Sierra Sur de Oaxaca, en Candelaria Loxicha. 

Respetó el santuario natural que ofrecían los árboles frutales, revivió los cafetos sin usar fertilizantes químicos e introdujo diferentes variedades de café, como el Geisha, para complementar las variedades nativas, como Typica.

Ahí realiza numerosos procesamientos en fermentación, lavado y secado para encontrar las características del café que le gustan: acidez equilibrada, dulzura y retrogusto limpio y agradable.

Los cafés de Enrique López ya son famosos en todo el mundo, al ser exportados a  reconocidas empresas como Square Mile, Madcap, Merit, Small Batch e Intelligentsia Coffee, una de las mejores tostadoras del planeta. 

–¿A quién admira en el mundo del café?

– Admiro a dos personas. Una es mi padre Jaime López Vértiz,  de quién heredé como generación inmediata el cultivo y porque del cultivo  salió para toda la educación académica que me permitió estudiar. La segunda es  Manuel Díaz Pinedo; por cierto, es mexicano y probablemente la persona que más sabe de café en términos globales.  

Ahora, Enrique López espera honrar el legado de su padre con un café de especialidad de atributos únicos. Su labor será la llave para ayudar a los cafetaleros a elevar la producción y calidad de su café, con el fin de que logren ingresos dignos y mejores condiciones de vida. 

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