El café no se regatea. La historia de Lourdes García, proveedora chiapaneca de café

Lourdes García es una mujer chiapaneca que encontró en la compra del café un modo de vida y de ayudar a los productores de su pueblo, el ejido El Águila, en el municipio de Cacahoatán, Chiapas, el cual pertenece al Soconusco, una región mexicana de linaje cafetalero que comparte frontera y el volcán Tacaná con Guatemala.

Ella es testigo de cómo los caficultores cultivan la mata con dedicación y luego bajan a pie por la vereda durante una hora con los costales sobre la espalda para venderlos. Y a pesar de ser los granos más valorados por ser cosechados en las faldas del volcán, a mil 500 metros de altura sobre el nivel del mar, son mal pagados.

“Los manejan por sacos de 57 kilos y medio y les dan unos mil 500 pesos. Muchos sólo llegan a producir uno por año y aún así hay personas que regatean el precio. Yo se los compro en 38 pesos por kilo, que es arriba de lo que les ofrecen. No puedo regatear un café porque sé la labor que hay detrás”, asegura.

“Veo que hay personas que se esfuerzan mucho, el proceso para que te dé una mata de café es muy largo y ver que les pagan un precio muy barato es injusto”, reflexiona.

Lourdes se convirtió en proveedora “por unos jefes que necesitaban café. Fui secretaria de un despacho jurídico en Tapachula y al ver el tipo de café que compraban les llevé un grano diferente y puro, de la zona alta. Ellos vieron la diferencia y me comentaron que por qué no empezaba a vender café, que era un buen negocio no sólo para mí, sino para que diera a conocer mi pueblo. Y así lo hice”.

Además aprovechó para incentivar el consumo local del aromático, pues en México casi no se consume el café producido en sus tierras. El 83 por ciento de la producción total de café en el país se exporta y sólo el 17 por ciento restante se destina al mercado doméstico.

“Yo lo vendo a las personas o algunas cafeterías. Busco siempre que me den un buen grano y todos los productores de donde yo vengo ofrecen uno de muy buena calidad, riquísimo”, presume.

Ella es una de las muchas emprendedoras que luchan por hacer visible el trabajo de las mujeres en la cadena de valor del café. “Hay personas que ven a una mujer al frente de un negocio y piensan que no tiene tanto poder de convencimiento, de palabra, pero es al contrario: las mujeres somos las que más nos desenvolvemos en cualquier medio”.

Orgullosa de vivir en Chiapas, el estado que lidera la producción de café a nivel nacional, Lourdes destaca el aprendizaje de estar cerca de los cafetales: “Me ha enseñado a valorar la tierra, a las personas que se esfuerzan tanto por mantenerla. A mi hija trato de inculcarle los valores de humildad y sencillez, venimos de un pueblo muy pobre”.

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